Estudiante del Diplomado en Educación Popular y Psicología Comunitaria (Versión 2016)

“No me defino como una Educadora Popular, creo tener bastantes contradicciones en mi aspecto teórico-práctico, pero SÍ, camino por los senderos de la EP como elemento rector de mi vida, de mi contralucha y de mi metasueño libertario” (extracto de “Educación Popular, misma autora)

Sin abstraerme de lo propio, comienzo una segunda reflexión acerca de Educación Popular.

El caminar por los senderos de la EP, implica que yo reconozco en otr@s y en mí mismo la necesidad de encontrarnos para construir y transformar nuestro presente, nuestra realidad y nuestros proyectos, generar una nueva sociedad, sin embargo también implica que no partimos desde cero o como un lienzo en blanco, todo lo contrario, somos sujet@s que tenemos una historia, vivimos un contexto histórico y la vez generamos trayectoria(s). Es precisamente, por ello que me permito conocer, no desde lo teórico, no desde lo científico, no desde la apropiación de saberes, sino desde el autoconocimiento, de una definición ideológica propia, desde permitirse abrir el alma hacia la entrega de otros saberes, contextos, territorios,  de otr@s como sujet@s, desde sus propios senderos.

Desde este punto inicio, mi construcción de identidad e identificación con una clase, con un territorio-comunidad, con ideologías diversas y con un ser sujet@, que a la vez, me construye desde su visión, vivencia, realidad, ideología y política, encuentro que nos permite dialogar y redescubrir un nosotr@s, que en la práctica ha significado dejar de lado ciertos prejuicios, juicios y percepciones acerca de las realidades, que distan de lo que teóricamente he ido estudiando, por ejemplo, siempre en las  comunidades que voy “conociendo”, permito y me permito un espacio para establecer lazos, que permitan también, generar espacios de confianza, no sólo hacia mí, como educadora (siendo-no siendo), sino entre tod@s como educandos, como poseedor@s de saber y poder, lo cual implica el uso de técnicas que se asocien al autoconocimiento.

Por otra parte, me es imprescindible reconocer en esta lógica dialogante, espacios vivos llenos de hitos, elementos y personajes que enriquecen la convivencia de l@s sujet@s, en este punto relevante rescatar la historia, mediante la construcción conjunta de líneas de tiempo, identificación de momentos o hitos relevantes, asociación desde mí, tu, nosotr@s y ell@s de los espacios significativos, acciones y otras que nos permitan apropiarnos de nuestro territorio, del que también me considero parte .

¿Cuándo aparto mi aprendizaje funcional, del que formamos colectiva y popularmente?, responder esta pregunta me supone estar en los 2 momentos anteriores conocer y convivir, ya que no es una práctica que se produce de manera espontánea, porque que hemos estado inmersos en una cultura verticalista, donde la educación es jeraquizada y militarista, dónde deberíamos ser tod@s iguales y la diferencia es un elemento disruptivo, educación de la cual yo no he estado ajena, sin embargo, los valores que he aprehendido e interiorizado, a lo largo de mi trayectoria, familiar, social y personal,  me han permitido una reflexión crítica-política de nuestro sistema, optando por cierto tipo de intereses, estudios y prácticas, que me encauzan hacia una educación popular, donde respeto profundamente la horizontalidad, donde nos enriquecemos mutuamente, donde los aprendizajes colectivos prevalecen por sobre los míos o los de un/a erúdit@, también aquí nace mi contralucha y contradicción, porque muchas veces me encuentro con discursos y acciones, diametralmente opuestos a los míos, lo que desencadena una disputa interior entre mis valores y el rescate de todas las experiencias-saberes, como forma de crear educación y aprendizajes, en pos de una construcción de poder popular, cuestión que lleva a una situación valórica límite, que permite que tenga una apertura hacia lo diverso, más allá de lo adverso, poniendo mi acción al servicio de la diversidad, lo que enriquece nuestros conocimientos y construcciones, ya que se derriban obstáculos, que por prejuicio no permitimos en momentos anteriores, como lo denomina PF lo “inédito viable”, que para mí es el encuentro reflexivo y dialogante, con otr@s en pos de una transformación valórica, discursiva y de la realidad.

Posiblemente, la lucha y contralucha interior, me lleve a ciertas acciones que se contraponen con lineamientos metodológicos respecto de la EP, como cuando se cuestiona el rol más horizontal de mi participación, no ejerciendo una jerarquía en el espacio compartido (usualmente al comienzo de un vínculo), en esos momentos mi disputa interna, me lleva a tener una sensación de desesperanza, respecto de mi propuesta, pero creo firmemente que con una apertura hacia espacios de confianza y vinculación, es posible trabajar en pos de una mejor relación dialógica, llena de encuentros (más que las divergencias) que nos permiten a todos ir educándonos para conseguir objetivos.

¿Logró romper las barreras asociadas a lo tradicional, formal, en los diversos espacios, en los que me desenvuelvo? Por supuesto que NO, muchas veces como se ha conversado a lo largo de estos meses, los espacios y momentos asociados a la EP, son subvalorados por muchos actores, desde una institucionalidad, pares, observadores pasivos y por l@s mismos educand@s (quienes deben dar sentido, significado e identidad a la EP), por ello hay que esforzarse aún más, informarse, educarse, capacitarse, involucrase y hacerse parte integral, así como arriesgarse y defender las metodologías, las formas, la política e ideología, en este sistema de capitalismo que nos aliena, nos atrapa y nos consume con la inmediatez con el presupuesto de la eficiencia-eficacia, gran obstaculizador para dejar lo individual y pensar en lo colectivo.

En conclusión, siento que es muy necesario deconstruirse, despojarse de prejuicios, reflexionar y actuar con humildad, frente a la oportunidad que tengo (tenemos) de compartir experiencias, saberes y sabiduría popular con otr@s sujet@s, perdiendo el temor a cometer errores (accionar), equivocarse (discurso), a ser-parecer ignorante (conocimientos-aprendizajes-vida), porque precisamente en estos instantes nos construimos, nos aprendemos, siendo partes de un proceso y objetivo concientizador, a la vez, como un camino hacia la liberación, que nos permite la educación popular y la autoeducación.

Finalizo esta reflexión, poniendo énfasis, que mucho de lo declarado, se  basa en parte de mi experiencia profesional-comunitaria, en espacios formales desde la institucionalidad, pero informales en el contexto (o al revés), dejando claro que poseo muchas falencias, como la sistematización y otras, pero siempre estoy (estamos) en un proceso de retroalimentación permanente que resulta en nuevas perspectivas respecto de problematizaciones y posibles soluciones transformadoras colectivas, como principio básico y valórico de mi praxis.