María Fernanda Vasquez

María Fernanda Vasquez

Estudiante del Diplomado en Educación Popular y Psicología Comunitaria (Versión 2016)

«La clase popular se vuelve heterogénea, los subalternos actuales son un grupo diverso… “es un conglomerado de pobres distintos, pero iguales en un sentido más global”. Aún ahora los nadies están dispersos en la ciudad, todavía esperando su territorio, desplazados desde el inicio, pero reconociéndose en la capacidad de levantar demandas, reconociéndose en la capacidad de movilizarse y principalmente en la capacidad de reconocer sus carencias y auto educarse, aun cuando no se reconozcan a sí mismos como los nadies.»

Sueñan las pulgas con comprarse un perro

y sueñan los nadies con salir de pobres…

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,

muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean…

Que no figuran en la historia universal,

sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Los Nadies (Eduardo Galeano)

Los nadies, el pueblo, los marginados, los subalternos, la periferia, lo popular. Actualmente si se asume lo popular como contraparte de lo hegemónico implica una diversidad unida por su estado marginal circulando en un territorio marginal, en tanto oposición de las condiciones privilegiadas de un centro de poder.

Muchas veces se ha reducido el entendimiento de pueblo a una lectura de clases, valorándose la dimensión económica de los sujetos populares de acuerdo al lugar que ocupan dentro del sistema de producción y de la división del trabajo. Pero la noción de pueblo varía según la coyuntura y según las relaciones de fuerzas dentro de una formación social específica. El pueblo no es uno, es una variedad de clases sociales subalternas con identidad histórica y política. Es sobre todo dinámico porque implica relaciones sociales donde se constituyen oprimidos, vulnerados, marginalizados en oposición al poder hegemónico, impulsados a liberarse de este. Es un conjunto diverso excluidos del poder político y del económico.

Lo popular entonces se actualiza, se redefine en función del contexto y de las condiciones económicas, políticas y culturales. Pero muchas veces reducimos lo popular al condicionamiento económico como variable exclusiva desconociendo que en su heterogeneidad esencial el pueblo es un conjunto multiforme de obreros, desempleados urbanos, de campesinos de pequeñas tierras, agricultores sin tierra e indígenas, pero también de diferentes estratos de la clase media, adultos mayores jubilados, mujeres dentro de una sociedad patriarcal y toda la comunidad LGTBI, entre otras porque se definen según relaciones de opresión tanto a nivel económico y político, como de género, de raza, de edad.

Lo popular parece reunir tanta heterogeneidad que es difícil imaginar y entender una posible cohesión como sujeto político, solo a partir de una posición de subalternidad que vuelva homogéneo el horizonte, aunque “Lo popular permite abarcar sintéticamente todas estas situaciones de subordinación y dar una identidad compartida a los grupos que coinciden en ese proyecto solidario” 1

La diversidad popular es heterogénea, pero siempre asociada a un territorio o un espacio debido a que “las relaciones de poder están siempre implicadas en prácticas espaciales y temporales”2. ¿Podemos mapear en una ciudad los sectores populares? ¿Podemos estabilizar en un mapa periferias y centros? Respondiendo desde esta diversidad planteada: los nadies, el pueblo circula, está en el mapa actual disperso, la espacialidad, la territorialidad a la que nos referimos es una simbólica, más allá de la cartografía específica.

La subalternidad que propone García Canclini se describe también en los trabajos de Spivak (aunque no corresponde a una mirada americanista, comparte el origen poscolonial) quién plantea al «subalterno» como poseedor de una política de oposición auténtica que se aparta del proyecto nacionalista. En este sentido el proyecto Nación deja de lado a los «subalternos” y oprimiéndolos los deja sin voz. 3

El territorio, el espacio del pueblo, su locación simbólica ¿dónde está si como subalterno ha sido desplazado del proyecto Nación? Cuando nos narramos como Nación, ubicamos en el espacio y en el tiempo lo narrado, y ¿el pueblo dónde queda dentro de esta ciudad letrada 4 que ha conformado el relato oficial de nuestros territorios?

Los nadies: Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Gabriel Salazar ha hecho un recorrido histórico del pueblo en Chile, escribiendo tal vez de la ciudad iletrada, de la otra ciudad, la ciudad popular.

El pueblo chileno alguna vez fue un subalterno con clara identidad, con una cultura propia que abrigó fenómenos de auto educación popular “La historia del peón, la historia del vagabundaje chileno del siglo pasado, fue la historia de gente que no tenía dónde y cómo vivir.”5 Y por eso “Desde un principio estos pobres marginados y perseguidos, que descubren que el sistema no les es útil para su realidad, comienzan a auto-educarse para sobrevivir”6

Luego el pueblo se volvió cosmopolita, se modernizó y adoptó patrones culturales externos, “Se comienza a perder la identidad popular, en la medida en que el sistema educacional comienza a dominar por sobre la auto-educación”7 Pero esto es el nudo de la configuración del pueblo actual, antes de retomar su diversidad daremos el recorrido propuesto por Salazar narrando al pueblo chileno.

La historia del pueblo chileno es la historia del desplazamiento, del vagabuendeo de los que no poseían tierras, comenzando todo con los marginados: españoles pobres, indios o negros libertos o escapados (esos que se salen del margen del proyecto Nación para Spivak). En el siglo XVIII Chile es una tierra cruzada de norte a sur por errantes vagabundos en búsqueda de oportunidades. El comienzo propiamente dicho del pueblo chileno Salazar lo sitúa en la “campesinización” entre los años 1700 a 1850, este sería nuestra base, como productor pionero de trigo constituyó temporalmente una especie de clase media, pero fue vulnerado por los mercaderes y paso a ser peón, hijo de campesino que buscando siempre nuevas oportunidades migra dentro del país para ser minero o constructor de líneas de ferrocarriles y migra fuera de las fronteras nacionales para construir el canal de Panamá.

Siempre desplazándose y desplazados, errantes, formándose al margen del sistema, ocupando el territorio al paso, como nómades sin dejar de desear y esperar por una pertenencia territorial.

En este vagabundear, brújula dirigida al nuevo desafío, se desarrolló una fuerte conciencia de clase a partir del reconocimiento, la precariedad y la ausencia del asentamiento constituyéndose en marcas indelebles. Pero con el comienzo del siglo XX llega la crisis generalizada y con ella se acaba la posibilidad de cruzar libremente el mapa, una vez más el destino es migrar, aunque ahora el destino son las grandes urbes, Santiago, Concepción y Valparaíso.

Las grandes urbes no los esperan, hacinan la esperanza del pueblo en las pequeñas habitaciones de los conventillos8. La marginalidad se vuelve rincón.

Cuando el pueblo fue errante mantuvo la esperanza de conseguir su territorio, “el peón entendía la lucha como una rebeldía y una lucha que lo llevaría a ocupar un espacio propio”9

La mayor traición de las grandes urbes fue asimilar al pueblo con los obreros y su lucha “El roto siempre combatió para ocupar territorio y en ese sentido no se rigió por la lógica reivindicativa de la clase obrera sino que por la lógica de la resistencia mapuche.”10

Ahora enjaulado y asimilado a la lucha obrera se va perdiendo la identidad de clase popular como cultura propia, se van adoptando otros patrones externos, foráneos y entonces se vuelve un crisol diverso.

La clase popular se vuelve heterogénea, los subalternos actuales son un grupo diverso… “es un conglomerado de pobres distintos, pero iguales en un sentido más global”

Aún ahora los nadies están dispersos en la ciudad, todavía esperando su territorio, desplazados desde el inicio, pero reconociéndose en la capacidad de levantar demandas, reconociéndose en la capacidad de movilizarse y principalmente en la capacidad de reconocer sus carencias y auto educarse, aun cuando no se reconozcan a sí mismos como los nadies.

 

1 García Canclini, N. “Ni folklórico ni masivo ¿Qué es lo popular?”. En DIALNET, Diálogos de Comunicación .1987

2 Harvey, D. “La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural” Amorrortu. Buenos Aires. 1998. Pág. 250

3 Spivak, Gayatri Chakravorty 1998, año 3 no. 6, p. 175-235 Orbis Tertius Cita sugerida: Spivak, G. C. (1998) ¿Puede hablar el sujeto subalterno? Orbis Tertius, 3 (6), 175-235. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2732/p r.2732.pdf ¿Puede hablar el sujeto subalterno?

4 Rama Ángel. “La ciudad letrada” (1984) Santiago, Tajamar Editores, 2004.
5 Salazar Gabriel. “Charla en el taller de EP de CIDE en Facsímil de EP, movimientos sociales en Chile”, 1989.
6 Salazar Gabriel. “Charla en el taller de EP de CIDE en Facsímil de EP, movimientos sociales en Chile”, 1989.
7 Salazar Gabriel. “Charla en el taller de EP de CIDE en Facsímil de EP, movimientos sociales en Chile”, 1989.
8 Revisar las descripciones de la novela “Los Hombres Obscuros” de Nicomedes Guzmán (1939)
9 Salazar Gabriel. “Charla en el taller de EP de CIDE en Facsímil de EP, movimientos sociales en Chile”, 1989.
10 Salazar Gabriel. “Charla en el taller de EP de CIDE en Facsímil de EP, movimientos sociales en Chile”, 1989.