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El pasado viernes 26 de agosto, el Colectivo Paulo Freire – Chile organizó una nueva sesión de las «Tertulias Populares», espacios de diálogo para compartir experiencias y saberes con organizaciones sociales y populares, así como con destacados intelectuales y militantes sociales.

Esta vez, recibidos una vez más en las dependencias de la ONG La Caleta, nos reunimos con el comunicador social Danilo Quijano, gran amigo de nuestro colectivo, quien nos compartió sus impresiones sobre el desarrollo de los nuevos movimientos sociales latinoamericanos.

En esta oportunidad, nuestro compañero Luis Bustos redactó una síntesis de las principales ideas compartidas por Danilo, que socializamos ahora con ustedes:

CONVERSANDO CON DANILO QUIJANO

Usando la «memoria corta», efectivamente podemos convenir que la irrupción del EZLN en 1994 marca el inicio de de los movimientos sociales actuales.

Sin embargo, usando la «memoria larga», al menos las cuestiones relativas al poder y a los sujetos sociales (teoría y practicas sociales) tienen una trayectoria mucho mayor, inclusive en América Latina y El Caribe.

Trayectoria, corta y larga, por cierto moduladas en gran parte por las diferencias y conflictos al interior de los mismos movimientos de los trabajadores y sectores populares -por ejemplo, las controversias
entre estatización y socialización, o estatismo y socialismo, el rol atribuido al partido político y a los procesos electorales-, y de ambos con las clases dominantes locales/transnacionales -si existe o
no una “ burguesía nacional», «democrática», y si es o no necesaria y factible una alianza con ella-. Conflictos cuyos detalles y momentos más destacados, así como su lenguajear me obligarían a excederme en
esta exposición.

En 1952 acontecería la Revolución Boliviana y en ese contexto se harían conocidos las «Tesis de Pulacayo» y el movimiento sindical obrero minero. Y en 1971 surgiría la «Asamblea Popular». Por cierto, 1899 es el momento de la sublevación indígena liderada por Pedro Zarate Wilka, quien además promovía la refundación de Bolivia como una nación plural y de estados. Los planteamientos de José Carlos Mariategui (1895-1930) y su debate con los PCs y la Internacional Comunista, como con Víctor Raúl Haya de la Torre y el APRA, como los de otros de su generación o momento, son otros antecedentes de lo mismo que el
EZLN pone de relieve con su emergencia en 1994; esto es somos cada vez más y de que serán cada vez más quienes en el mundo entero luchen por lo que en 1994 sólo parecía una ‘rebelión indígena posmoderna’ y que
en realidad es el principio de una movilización humana considerablemente mejor preparada para lograr la libertad, la justicia y la democracia.

Me permití las digresiones anteriores, sobre todo para poner en cuestión cierto apresuramiento e inexactitud (por decirlo de algún modo), que lleva a algunos -no pocos- a pretender calzar una diversidad de experiencias históricas -como la zapatista- en la denominación o nomenclatura del «Socialismo del Siglo XXI» o «Socialismo Democrático» (cuya prosapia se enreda con la socialdemocracia, eurocomunismo, tercera vía, etc). Y, a la vez, para sugerir la necesidad de diferenciar la puesta en movimiento de amplios sectores sociales, populares y de las capas medias, en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, uno de cuyos resultados son el triunfo electoral de Hugo Chavez, Rafael Correa y Evo Morales; de lo que son los
gobiernos de estos: neodesarrollistas, extractivistas y muy imbricados con el nodo brasileño del capitalismo/imperialismo mundial. Es decir, para observar y distinguir que la orientación de los movimientos sociales no necesariamente es la misma que tienen las sociedades y sus estados en movimiento (por ejemplo, en Bolivia, la administración Morales y su pretensión de construir una carretera y partir en dos el TIPNIS, de un lado, y, la resistencia y marcha en contra de la carretera, de los pueblos Yuracare, Chiman y Mojeño).

Estos movimientos coinciden en que la solución es esa democracia de todos para todos y con todos que no se delega, y que algunos llaman socialismo democrático o socialismo del siglo XXI y otros nomás
democracia, y que es eso, y mucho más, pues es una nueva forma de relacionarse con la tierra y con los seres humanos.

Una nueva forma de organizar la vida. En los pasados 20 años las revueltas populares importantes han sido conducidas por actores ignorados, desconocidos para el marxismo. Enumeró: mujeres, indígenas, gays y lesbianas, migrantes, campesinos, y ello, usando palabras con las que la izquierda tradicional no sabe qué hacer, como territorio, dignidad, espiritualidad.

 

¡¡Las y los esperamos en una nueva tertulia popular!!!