El Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume continúa adelante con el desarrollo del “Ciclo de Encuentros de Memoria Inquieta”. El domingo 5 de julio se llevó a efecto el segundo de estos diálogos, esta vez bajo el título “Patrimonio en Disputa”, encuentro que contó con la participación
de Pablo Seguel (Sociólogo e Historiador, especialista en historia reciente, gestión patrimonial en Memoria y Derechos Humanos) y Claudia Jiménez (Arquitecta, Encargada de la Oficina Técnica Regional del Consejo de Monumentos Nacionales de la Región de Los Ríos).

En este Conversatorio se dio a conocer todo el proceso llevado adelante para obtener laDeclaratoria de Monumento Nacional de carácter Histórico de 14 hitos ubicados en la localidad de Neltume y sus alrededores, relacionados con la historia del Complejo Forestal y Maderero
Panguipulli, y con la lucha de Resistencia en contra de la dictadura de los años 73 y 81.
Reproduzco a continuación gran parte de las intervenciones de ambos expositores.

En relación con el proceso de la Declaratoria, Claudia Jiménez, quien apoyó su intervención con diversas imágenes, Manifestó:
“Una agradece haberse visto involucrada en un proceso de Declaratoria, sobre todo en este territorio, con toda la tremenda historia que se está valorando al ser declarado Monumento Nacional. El levantamiento de información para esta Declaratoria fue un trabajo mancomunado
de muchos esfuerzos, que nace desde el Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, con una fuerte persistencia de Pablo, desde la Secretaría Técnica, y nosotros haciendo un apoyo a nivel regional.
Esta historia nosotros la tomamos desde el proceso industrial, para culminar después con la represión política y los hechos de los años ochenta con lo que sucedió con el Destacamento Guerrillero.

Este fue un territorio con la mayor reserva forestal del país a mediados del siglo XX, con una gran cantidad de bosque nativo, raulí, roble, pellín (…) En los años cincuenta el 40% de la Industria Maderera está centrada en este territorio.
Este fue el punto de partida de todos los hechos que fueron consecutivos al desarrollo del territorio. Pasó la Reforma Agraria, sucedieron las Tomas de Fundo, pasó el Movimiento Sindical, todo eso que fue sumando una carga importante al proceso y a los acontecimientos de Neltume. Fueron los primeros golpeados para el golpe del 73 y también después cuando viene el
proceso de Retorno par los años ochenta.
Nosotros tomamos un continuo de acontecimientos históricos y se fueron relevando lugares y bienes que fueron representativos de esta historia. Ese proceso se trabajó con la Comunidad de Neltume, siendo la gente la que priorizó cuáles eran los lugares representativos para que fuesen declarados Monumentos Nacionales y fueran destacados entre otros.
Nosotros como grupo de Arquitectura nos contactamos con alumnas de la Universidad Austral, que fueron dos o tres veces a Neltume a medir los bienes, los que fueron después dibujados y presentados, con un polígono de protección, que es donde deriva después una Declaratoria que
tiene sus datos específicos por cada bien o por cada lugar.
Este proceso tuvo altos y bajos, pero se llegó a un feliz puerto declarando 14 bienes dentro de este complejo COFOMAP (Complejo Forestal y Maderero Panguipulli). Lo interesante es que hace una presencia a nivel de región y a nivel de país que cuenta toda esta historia ya protegida por la Ley de Monumentos Nacionales. Esto es lo más relevante.
Para que esto no quede tan en abstracto nos gustaría ir mostrando algunas imágenes de los Sitios en cuestión, qué lugares medimos, cómo fueron las distintas situaciones para levantar desde lo histórico y desde lo arquitectónico. La arquitectura no funciona sola, siempre cuenta la historia de sus habitantes y los procesos que albergó. De alguna manera se empieza a complementar una especialidad con la otra.”

Se proyectan una serie de imágenes que permiten ir conociendo los diferentes hitos o Sitios incluidos en la Declaratoria de Monumento Nacional de carácter Histórico, partiendo por el poblado de Neltume, definido como “un corazón en medio de este bosque siempre verde de
madera nativa”.

A medida que se van proyectando las distintas imágenes, Claudia continúa su exposición, para finalizar su intervención expresando que “la historia se va acercando desde la materialidad, desde la arquitectura, para a partir de eso, mostrar que aquí sucedieron un montón de acontecimientos históricos (…) Los inmuebles albergan la historia que queremos relevar para las
nuevas generaciones…”

Luego de esta presentación global hecha por Claudia Jiménez, Pablo Seguel realizó una exposición en donde relató las complejidades del proceso para obtener la Declaratoria de Monumento Nacional, como asimismo las destempladas reacciones desplegadas por parte de la derecha más
recalcitrante intentando que se dejara sin efecto esta Declaratoria, sobre todo con los hitos o sitios relacionados con las luchas sociales, populares y de Resistencia Armada que buscó implementar el MIR en dicho territorio a principio de los años ochenta, con la instalación en las
montañas de Neltume del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro.

Al hacer uso de la palabra, Pablo Seguel manifestó:
“Este fue un trabajo súper complejo, nos tardamos más de dos años en armar la investigación total de todos los antecedentes y el trabajo técnico que implicaba la protección del Sitio (…) Esta Declaratoria tiene 14 bienes y, por lo general, una Declaratoria es un bien (…) son casi 14
Declaratorias en una sola Declaratoria, lo que implica un nivel de trabajo bien fuerte y por eso lo señalo.
Cuando empezamos con el trabajo de Neltume pensamos que había que darle la importancia que tenía el Sitio y sobre todo darle un trabajo técnico que evitase que en el futuro fuese cuestionado el proceso de la protección, que fue precisamente lo que sucedió cuando se dio a conocer el Decreto de Protección del conjunto de bienes del Complejo.

Creo que se dio ese cuestionamiento porque Neltume está en el centro del mito de la transición consensuada, está en el centro de la narrativa que se construyó por una parte importante de la izquierda que en la década de los ochenta participó en los pactos de transición; está en el centro,
también, de una corriente intelectual que releyó el proceso de la Unidad Popular desde otra perspectiva, que desplazó hacia un costado los elementos de violencia política que estuvieron presentes en el territorio y que también implicaba un proceso de ampliación del ejercicio democrático en el marco del gobierno de la Unidad Popular.
De alguna u otra manera, Neltume, a pesar de ser un pequeño poblado, la cordillera de Valdivia interrogaba y dialogaba con el conjunto de la historia reciente de nuestro país. Desde ese punto de vista es interesante, porque en primera instancia nos pone esta tensión que existe entre los procesos de memoria y los procesos de construcción de historia, en relación con la construcción de una historia oficial. En segundo lugar nos permite desactivar este discurso de la transición democrática, que lo voy a enunciar en algunos términos. Finalmente nos pone en el centro la problemática de cómo patrimonializar esta historia tan compleja.

Yendo al primer punto sobre los Sitios de Memoria, es bien interesante, porque al hacer un trabajo de relevar valores y significados sobre procesos políticos recientes, lo que en último caso está en tensión en el caso de Neltume, es la relación entre cómo se construyen las memorias que han sido subalternizadas, producto de una sociedad particular, y cómo se construyen las historias oficiales respecto a estos procesos oficiales que las memorias narran. Desde ese punto de vista el caso de Neltume nos cuestiona esta doble dimensión: la dimensión de la historia como algo fáctico y la idea de que la memoria es una construcción específica sobre esos hechos fácticos.
Pero lo interesante de esto es que el Sitio de Memoria tiene, por una parte, una conexión con los procesos históricos y, a su vez, tiene una construcción de sentido y de significado desde el ámbito de la memoria. Entonces, la historia y la memoria, en el caso del Complejo Forestal y Maderero
Panguipulli (COFOMAP), están en una relación de tensión (…) precisamente por el hecho de que la historia y la memoria que narra a Neltume, es una historia y una memoria que ha sido subaternizada, en el sentido que es un hecho que ha sido valorado de manera negativa de parte de un sector hegemónico dentro de la intelectualidad de la izquierda en general ; subalternizada porque, por otra parte, no ha sido reconocido el aporte que tuvieron los procesos de democratización puestos en marcha en el caso de Neltume, y, porque finalmente, cuando se visibilizan estos acontecimientos, lo que están generando son una serie de cuestionamientos a los lugares comunes del proceso de transición democrática.
Como pequeña síntesis, Neltume lo que nos ponía en cuestionamiento era la manera en cómo hemos construido la historia oficial en esta transición democrática y la historia reciente de nuestro país, y la manera en cómo ha sido recordado ese proceso de parte de los Colectivos, de las Agrupaciones y de los diversos actores en el territorio. Había una tensión que no estaba resuelta en el caso de Neltume, y creo que hasta el día de hoy no está resuelta, que es la relación entre la historiografía y la memoria, en este caso particular.

Ahora bien, qué es lo que no está resuelto en Neltume, qué es lo que Neltume nos tensa en relación a los mitos de la transición democrática (…)
Lo interesante es que Neltume, desde mi punto de vista, cuestiona el mito de la transición democrática, mito que se va construyendo en la década de 1980, cuando un sector importante de la izquierda chilena entra en un proceso de renovación política e ideológica que implicó, por una parte, hacer una transformación del imaginario político, desde el cual leían el conflicto socio político chileno, y por otra parte implicó un proceso de releer la historia reciente del país desde otra perspectiva.
Ese proceso de construcción del mito que se da en la década de los ochenta, tiene ciertos elementos centrales sobre el diagnóstico del fallo de la Unidad Popular y a su vez tiene un diagnóstico sobre las causas del golpe militar.

Lo interesante es que hay un sector hegemónico de intelectuales, de Partidos Políticos, que van decantando en una lectura específica del golpe de Estado en el cual el gran problema, y la gran causa que explica el golpe de Estado, es que el sistema político se rigidiza, porque hay una polarización del espectro político, y los partidos de centro son incapaces de articular consensos y articular acuerdos, los cuales, aún más, son tensados producto de una política de resquicios legales que lleva adelante por el Ejecutivo. Entonces, lo que leen estos sectores, desde la intelectualidad y de la izquierda chilena, es que la Unidad Popular falla porque se polariza el espectro político producto de la existencia de grupos radicalizados, tanto en la derecha como en la izquierda, pero además también porque los partidos de centro son incapaces de articular acuerdos.
Si ustedes ven, ese discurso, que es el discurso del tronco central de la transición democrática que se construye en la década de los ochenta, no sólo relee el pasado de la Unidad Popular, sino que también justifica la transición democrática en los términos en los cuales se da, porque para hacer una transición democrática exitosa, lo que hay que construir es una alianza amplia entre partidos de centro y partidos de izquierda que renuncien a los acontecimientos de violencia política y renieguen de la historia de la democratización impulsada a través de la movilización social.
Por lo tanto, la historia y la memoria, que estaba presente en el caso de Neltume, comienza a quedar subalternizada en función de este discurso que se construye en la década de los ochenta y que después se refuerza con las políticas estatales en la década de los noventa.

Al hablar de Neltume, de los hechos históricos y de los hechos políticos que estaban aconteciendo en la década de los sesenta, setenta y de los ochenta con la Resistencia Armada, era hacer una historia de un proceso incómodo para la transición democrática, que no se podía tocar, y que si se tocaba, se tocaba en la medida de lo posible, solo reconociendo el rol de víctimas de los Ejecutados del sector, pero no la historia asociada a la reivindicación del proceso de democratización que se llevó adelante en el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, y luego, el proceso de Resistencia Armada que se dio en la década de los ochenta.
Esa tensión, que finalmente es una tensión política, estaba presente en el caso de Neltume. Y no sólo interrogaba y tensaba a un sector de la izquierda más concertacionista, digámoslo así, sino que también tensaba a la derecha, porque la justificación del golpe de Estado también se basa en acontecimientos y en hechos que se dieron en la precordillera de Valdivia. El proceso que evidencia la historia y la memoria de Neltume no solo tensa la centro- izquierda, sino que sobre todo tensa el discurso de la derecha que justifica el golpe de Estado (…) que es un discurso que ha sido levantado sistemáticamente por la historiografía conservadora y por sectores más negacionistas dentro de la derecha y es que, previo al golpe de Estado -lo que dice este discurso conservador – existía en el país un ejército clandestino formado por 14.000 extranjeros que habían sido armados por el Poder Ejecutivo a través de la Unidad Popular, y esos catorce mil mguerrilleros clandestinos estaban siendo formados en Escuelas paramilitares que estaban asentadas en la cordillera, en el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli -como venía denunciando la Democracia Cristiana durante todo el año 72 y 73- y en el sector de la
precordillera en Nahuelbuta.
Por lo tanto, desde el discurso de la justificación del golpe de Estado, Neltume era el territorio del “terrorismo”, el territorio desde donde se estaban formando los paramilitares parea el desarrollo de este Ejército clandestino formado por catorce mil extranjeros y que, en este “PlanZeta”, que se levanta como una operación psicológica, se señalaba que iban a proceder a asesinar a una serie de personas a lo largo del país el 19 de septiembre de 1973, y que, por lo tanto, el golpe de Estado había sido un proceso defensivo, ante esta furia y violencia desatada que iban a impulsar adelante estos guerrilleros que estaban siendo armados en el COFOMAP y en otras zonas del país.
Por lo tanto, la historia y la memoria de Neltume era uno de los elementos que causaba ruidodentro de la derecha. El proceso de Neltume generaba escozor hacia una memoria de un consenso de centro izquierda, y también generaba ruido por los acontecimientos que se estaban narrando hacia el discurso más conservador de la derecha.
Entonces, cuando se da el proceso, todos esos elementos implosionan y generan una coyuntura compleja en la que se cuestiona el carácter técnico y la objetividad con que se había construido el proceso de la protección del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli.
Después de este preámbulo, me gustaría enunciar que fue lo que se argumentó de parte de las posiciones conservadoras para solicitar la desafectación de los bienes del COFOMAP. En particular la polémica se generó cuando se publicó el Decreto que protegió el Complejo Forestal
y Maderero el año pasado.
Al momento que se conoció el Decreto en el mes de agosto, uno de los principales intelectuales -que ha justificado históricamente la mentira del Plan Zeta y esta operación psicológica del supuesto Ejército guerrillero de catorce mil efectivos en el país- que es Hermógenes Pérez de Arce, comenzó a levantar redes dentro de la derecha, señalando que el Consejo de Monumentos Nacionales a través de esta Declaratoria estaba haciendo una apología a la violencia y estaba reivindicando la memoria del terrorismo a través de la figura del Comandante Pepe.
Esa discusión, ese debate que se levantó durante el mes de julio, tuvo eco en un sector importante dentro de la derecha, fundamentalmente el sector más conservador de la UDI, quienes a través de sus Diputados y sus Senadores presentaron una carta al Consejo de Monumentos Nacionales solicitando que se desafectara los bienes en los cuales se mencionaban estos hechos de sangre, y esta apología al terrorismo como ellos lo comentaron.
Este tema, como apasiona mucho a la sociedad chilena contemporánea no quedó ahí, hubo una campaña muy fuerte por parte de la sociedad civil por defender el proceso de Declaratoria y los elementos que se generaron fueron en diversas dimensiones. Lo interesante es que hubo un respaldo muy fuerte de la sociedad civil, tanto de los Sitios de Memoria, pero también desde el espacio más académico y desde los espacios políticos, que finalmente dieron cuenta de la importancia que tenía la preservación del conjunto, y sobre todo estos bienes, para narrar la historia reciente de nuestro país.
Esta solicitud de desafectación es rechazada de manera unánime por parte del Consejo de Monumentos Nacionales, porque los procesos de patrimonialización de Sitios de Memoria tienen un marco jurídico y un marco político que se ha venido consolidando en los últimos años, tanto en el sistema internacional, como en el sistema nacional, es decir en nuestro país, a pesar de que no exista una ley específica sobre Sitios de Memoria.
El sistema universal y el sistema interamericano han venido construyendo dos grandes argumentos que justifican la protección de los Sitios de Memoria. Por una parte, lo que se conoce como el derecho a la memoria, que es el derecho que les corresponde a las sociedades, a las localidades y a todos los ciudadanos, a conocer la historia del país por dolorosa que esta sea; y por otra parte el deber de verdad, justicia y reparación que le corresponde a los Estados que han vulnerado de manera sistemática los Derechos Humanos de sus ciudadanos.
Estos dos elementos, de derechos, han tenido en los Sitios de Memoria un eje articulador que ha permitido que en nuestro país y en el conjunto de Latinoamérica seden protecciones de espacios
que fueron utilizados para vulnerar de manera sistemática Derechos Humanos, siendo, finalmente, los principios de políticas públicas de memoria en las Américas, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del año 2019, el primer referente de política pública inter
americano que reconoce todos estos puntos que se han venido señalando.
Estos elementos, del sistema universal, del sistema inter americano, tienen también su correlato en el sistema nacional, fundamentalmente por los Informes de la Comisión Rettig y Valech, pero también sobre la Ley de Monumentos y otras instituciones que han ido avanzando sobre este tema.
Fundamentalmente, en el marco de la Ley de Monumentos Nacionales, una responsabilidad que se desprende del Informe Valech en el cual se sugiere la protección de los principales centros de detención y tortura como Monumentos Nacionales.

Del conjunto de todos los bienes que estaban en la historia de Neltume, había en particular dos Sitios de Memoria que tensaban todos estos procesos políticos que les venía comentando, que eran el Retén de Carabineros de Neltume, que comentó Claudia que se quemó, y por otra parte el Sitio de Memoria del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro.
Lo interesante de este proceso es que la protección de estos Sitios de Memoria no fueron tratados como unos elementos aislados dentro de la historia de Neltume, sino como la expresión más genuina de la historia reciente de la localidad, en el sentido de que todas las reivindicaciones asociadas a la lucha por la tierra, las luchas por justicia laboral, que se dieron en la precordillera, estaban relacionadas con los Sitios de Memoria. De alguna u otra manera, toda la historia de la precordillera en Neltume se vinculaban con los Sitios de Memoria y era por ese motivo, cuando
abordamos la Declaratoria de los bienes de la localidad, se decidió no aislarlos, porque si los aislábamos, perdían el valor del conjunto que existía al integrar todos estos bienes, en este enfoque en el cual se destacaba el valor de la arquitectura industrial, pero también los hechos vinculados a violación de Derechos Humanos que implicaron la represión del
golpe de Estado del 73, y luego los acontecimientos vinculados a la Resistencia Armada de la década de los ochenta.
Además, los Sitios que teníamos en estudio, estaban también indicados en las Comisiones de Verdad y Reconciliación. Entonces, de alguna u otra manera, lo que nosotros estábamos haciendo tampoco era mistificar la historia del Retén y del sitio del Campamento, sino que precisamente lo que estábamos haciendo era darle un piso mínimo de objetividad en el sentido que estaba incluso reconocido por las Comisiones de Verdad y Reconciliación del mismo Estado para el reconocimiento de la violación a los Derechos Humanos.
En el caso del Retén de Neltume, por haber sido utilizado como un sitio en que se cometieron torturas, y en el caso del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, por haber sido un espacio en el cual la dictadura, a través de sus servicios de seguridad ejecuta a estas personas, pese a haberlas detenido o teniendo las posibilidades de haberlos detenido, decide ejecutarlos y hacer
montajes para, precisamente, reforzar el discurso de la misma dictadura.
Estos hechos que estaban en el Informe Valech y en el Informe Rettig, le daban un piso de objetividad mínimo al trabajo que se estaba haciendo en el caso del Complejo. Precisamente son esos elementos los que se destacan en la respuesta que da el Consejo de Monumentos Nacionales para rechazar esta Solicitud de Desafección de estos bienes
.
La respuesta que nosotros dimos fue reconocer, el marco de objetividad que le corresponde al Consejo, en cualquier actuación en materia de racionamiento de protección, y había una Sentencia de la Corte de Apelaciones que señalaba que la Ley de Monumentos Nacionales no hace una calificación positiva o negativa de los hechos, sino que señala la protección de un Monumento Histórico al dar cuenta del interés que existe para el conocimiento de la sociedad contemporánea, en la preservación de estos elementos. Lo que decía la Corte era que a través de la protección de los Monumentos Históricos se aportaban elementos para el interés que pueda tener la sociedad en conocerlos.
Es decir, al protegerlos no hay una calificación positiva o negativa del mismo, entonces se rechazaba con esto la idea de que estábamos haciendo una apología de los bienes.
Por otra parte nosotros argumentamos desde las obligaciones que le correspondían al Estado chileno en materia de reparación simbólica hacia las víctimas de violación a los Derechos Humanos. Mencionábamos el Informe Valech, mencionábamos también las observaciones que
había hecho en el Informe anual el INDH en el capítulo sobre Sitios de Memoria del año 2018; reconocíamos y ratificábamos, como verán en el último párrafo, las acciones que el mismo Plan de Derechos Humanos ya venía señalando en materia de preservación de Memoria Histórica y, finalmente, hicimos una revisión de cómo se habían incluidos estos bienes que estaban siendo cuestionados tanto por sectores ultra conservadores, como de centro, dentro del espectro político, y que es básicamente el reconocimiento de los hechos que están consignados en el Informe Rettig y en el Informe Valech.
Es decir, que hay un reconocimiento por parte del Estado de estos Sitios que se estaban protegiendo y no los habíamos inventado en la Secretaría Técnica, ni habían sido inventados por las Organizaciones, ni por el Centro Cultural de Neltume.
Por otra parte, correspondía a una Declaratoria de carácter reparatorio que estaba justificado en el marco del sistema universal y el sistema inter americano de Derechos Humanos. Es decir, el
Estado tiene una responsabilidad de reparar la memoria de las víctimas cuando se ha cometido una violación a los DDHH, que por otra parte tenían pertinencia territorial y social.

Es decir, eran bienes que hacen sentido en el territorio, y no solo desde el punto de vista técnico, sino desde de un punto de vista social a la comunidad de la región de Los Ríos, y específicamente a la Comuna de Panguipulli y al sector de Neltume.
Que por otra parte había sido construido con un enfoque de participación de los grupos afectados en el mismo bien y que finalmente los valores patrimoniales habían sido construidos de manera participativa.
Lo que se colocó en el Decreto no era lo que nosotros queríamos colocar en el Decreto, sino que lo que colocamos en el Decreto fue producto de una serie de Talleres que hicimos con el Centro Cultural Museo y Memoria Neltume en la precordillera, con diversas instituciones y organizaciones, en los cuales se relevaron estos elementos y estos acontecimientos, en la manera en que se consignaron finalmente en la Declaratoria.
La respuesta y el racionamiento que hicimos ante los Diputados y los Senadores fue de rechazo, porque los elementos que ellos estaban señalando solo reforzaban el discurso negacionista, en
relación a la historia reciente de la localidad, y lo que nosotros estábamos haciendo era, precisamente, visibilizar una memoria y una historia que había sido subalternizada producto de diversos factores.”

Neltume , que en mapuzungün significa “ir hacia la libertad”, se transforma hoy en día en un grito de rebeldía que rescata y pone en relieve su propia memoria histórica popular.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 7 julio 2020